Un grupo de 21 activistas bloquearon con una cadena la barrera de entrada al puerto de Punta Quilla y las ruedas del camión de la empresa Román que transporta la caldera para la usina de Río Turbio.
Greenpeace reclama el cierre de la usina, que construye la empresa española Isolux Corsan en Río Turbio, y que será alimentada con carbón, el combustible con mayor incidencia en el cambio climático y principal responsable del retroceso de los glaciares en todo el planeta.
“La puesta en marcha de esta central significa intensificar la infraestructura en base a carbón para producir energía”, explicó Juan Carlos Villalonga, director de Campañas de Greenpeace y consideró "imperativo abandonar el carbón como fuente de energía para proteger el planeta y disminuir sus inevitables impactos locales ya que se trata de un combustible sucio que se puede reemplazar fácilmente con mejores opciones”.
Además de la emisión de gases de efecto invernadero que provoca cambio climático, la combustión del carbón genera una serie de contaminantes volátiles como dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno -agentes responsables de la lluvia ácida- monóxido de carbono, material particulado y residuos sólidos –cenizas- que afectan al ambiente y a la salud de las población de Río Turbio y ciudades cercanas.
“De acuerdo con denuncias ya presentadas y al estudio de impacto ambiental desarrollado por la misma empresa, la usina generará 24 mil toneladas por día de emisiones tóxicas y serán arrojadas a las aguas sustancias contaminantes como mercurio, cromo, aluminio y arsénico”, señaló Villalonga y agregó: “la central emitirá el séxtuple de gases que provocan lluvia ácida que la planta de Botnia; planta que este mismo gobierno ha cuestionado y por la que ha iniciado acciones legales internacionales”.
La Argentina debe acoplarse al esfuerzo internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto significa que su desarrollo energético deberá ser limpio y de bajas emisiones. “Por eso decimos que esta decisión del Gobierno Nacional de avanzar con el carbón es otro veto a los glaciares, por la nefastas consecuencias que tiene sobre ellos”, agregó Villalonga.
"Si la participación del carbón llegase a ser tal como se plantea oficialmente, tendremos serias dificultades para que la Argentina pueda contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero y comenzará a pagar penalidades si las negociaciones climáticas avanzan tal como la ciencia climática lo aconseja”, sostuvo Villalonga.
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