

Lo que tiene que saber antes de recibir en su casa una lámpara de bajo consumo y el estado no le dice.
En realidad, las lámparas de “bajo consumo” básicamente son iguales a los viejos tubos fluorescentes que se usan desde hace más de medio siglo. Ambos dispositivos de iluminación emplean un recubrimiento de óxido de mercurio en su pared interior, más un añadido de fósforo que se excita con la elevada corriente que corre entre sus electrodos y produce la luz. Los viejos balastos de los tubos funcionan a 50 o 60 Hz (o ciclos por segundo), por lo que la frecuencia de encendido y decaimiento del fósforo es de 50 Hz y eso produce algunos inconvenientes en talleres que usan tornos y otras máquinas rotativas y algunas veces han sido causa de accidentes menores o graves en los operarios. Se debe a que 50 Hz está muy cerca del tiempo de persistencia de la sensación en la retina (1/16 de segundo) y el tiempo de demora del fósforo para disminuir o aumentar su luminancia agrava el problema.
Las nuevas lámparas de bajo consumo son fluorescentes que tienen una forma más compacta, tienen el balasto incluido dentro de su aún voluminoso zócalo, y las más baratas siguen con su frecuencia de 50-60 Hz de encendido apagado. Las más caras y modernas –que no vienen de China, por supuesto- tienen balastos que trabajan en la frecuencia de los 2000 Hz, por lo que el problema de visión “titilante” es totalmente eliminado.
Pero poco se ha analizado el problema del mercurio y el fósforo, tanto en los viejos tubos como en las modernas “malditas bombitas” de bajo consumo. El polvillo blanco que recubre su interior es óxido de mercurio y fósforo.
Haga
click aqui para ver el resto de la nota